RÉGIMEN DE VISITAS: CÓMO RESOLVER CONFLICTOS Y PROTEGER EL INTERÉS DEL MENOR

Menor de edad sometida a régimen de visitas

Los problemas con el régimen de visitas afectan tanto a los padres como a los menores. Debemos tratar de resolver estos conflictos desde un enfoque sensible, equitativo y basado en el respeto hacia todos. Muchos padres se olvidan de que lo que debemos priorizar es el bienestar del niño o de la niña.

En la práctica, para evitar problemas con el régimen de visitas, lo primero que debemos hacer es redactar un buen Convenio Regulador antes de iniciar con el proceso de divorcio. Este documento debe ser claro, equilibrado y preciso, pero a la vez, flexible ante posibles escenarios futuros.

En caso de que el régimen de visitas no se cumpla, antes de acudir a la vía judicial, una buena opción contemplar la mediación familiar y/o tratar de hablar con el otro progenitor. Caso de decidir ir por vía judicial, ante un incumplimiento del régimen de visitas, se puede interponer, por ejemplo, un procedimiento de modificación de medidas (artículo 233-7 del Código Civil de Catalunya). Antes de ello, deberemos documentar muy bien el incumplimiento, es decir, recabar todas las pruebas que justifiquen que el otro progenitor no está cumpliendo con lo establecido: mensajes, correos electrónicos etc.

Si solicitamos una modificación de medidas sin que haya acuerdo entre los progenitores, lo que deberemos demostrar es que se ha producido un cambio sustancial de las circunstancias respecto al momento en el que se redactó el Convenio Regulador. En función del caso, ello puede conllevar un cambio incluso de la guarda y custodia o, en el caso más extremo, la suspensión de visitas o el establecimiento de visitas supervisadas, en un punto de encuentro, por ejemplo.

Ahora bien, también puede interponerse un proceso de modificación de medidas de común acuerdo entre los progenitores.

Otro de los puntos clave para evitar problemas con el régimen de visitas es evitar la instrumentalización de los menores en caso de disputa. Debemos evitar utilizarlos como mensajeros, manipularlos emocionalmente y que sean testigos de discusiones. Ello les puede generar ansiedad y estrés que repercutirán en su día a día.

Por último, si entre los progenitores tenemos una comunicación abierta, respetuosa y constante, ello será un pilar fundamental que evitará tener problemas con el régimen de visitas. Ambos padres deben trabajar juntos y unidos por sus hijos y resolver las discrepancias que haya de la forma más civilizada posible. Adaptarnos a las necesidades de niño garantizará su bienestar y no afectará al desarrollo emocional del menor. La clave es poner al menor en el centro y actuar siempre en interés superior del menor.

Anna Nicolàs Torán
Abogada Experta en Derecho de Familia
Martínez & Caballero Abogados

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